BECA PREMIO

Beca para Estudiar Alemán en Alemania

La Beca Premio se entrega una vez al año y representa la máxima distinción que el Goethe-Zentrum puede otorgar a sus alumnos por un rendimiento sobresaliente. La beca comprende un curso de alemán de aprox. un mes en alguno de los Institutos Goethe en Alemania, incluyendo viaje y estadía.

La convocatoria sale cada año en el mes de marzo. Se pueden postular alumnos con excelente rendimiento, quiénes estén inscritos en cursos de los niveles A2.3, A2.4 o B1.

Es requisito haber obtenido el certificado B1 antes del inicio de la beca.

Patricia Majluf

Enterarme de que había ganado la Beca Premio fue para mí uno de los momentos más felices del 2016. Luego de recibir la noticia me reuní con Andrea (coordinadora de idiomas del Goethe-Zentrum Santa Cruz) para definir algunos detalles sobre la misma, por ejemplo la ciudad a donde iría. Escogí realizar el curso de alemán en Berlín porque siempre había soñado con conocer esta ciudad; me parecía la más emocionante de Alemania por su historia y su arquitectura.

Luego de un largo viaje con escalas en Sao Paulo y Múnich, llegué al aeropuerto Tegel, el domingo 25 de septiembre, un día antes de comenzar mi curso de 4 semanas en el Goethe-Institut Berlín. Afortunadamente un compañero de la universidad estaba visitando la ciudad y pudo esperarme en el aeropuerto, me acompañó al que sería mi departamento por las siguientes 4 semanas y me explicó a grandes rasgos cómo funcionaba el transporte público berlinés, uno de los mejores del mundo.

Una vez llegué a la dirección acordada previamente con Frau Walter, mi anfitriona en Berlin, ella me enseñó el departamento y también puso a mi disposición planos de la ciudad e información útil para pasar el tiempo en el emblemático barrio de Kreuzberg y sus alrededores. El hecho de que la Sra. Brigitte Walter no hablara inglés ni español fue la primera pauta que tuve de que estando en Alemania realmente iba a tener que hablar alemán todo el tiempo.

Admito que la primera semana fue difícil, pues la gente en las calles no habla de una forma tan clara y pausada como nuestros profesores, pero con el pasar del tiempo uno se va acostumbrando y los avances en el idioma se ven rápidamente.
Al día siguiente tomé un bus y en 15 minutos ya estaba frente a la entrada del Goethe Institut Berlín, el cual se encuentra en Berlín Mitte, justo a la vuelta de Alexanderplatz. Tomé la prueba de nivel junto con todos aquellos que comenzaríamos al mismo tiempo; y recibí las indicaciones necesarias para desenvolverme fácilmente en una ciudad como Berlín; además de mi identificación como estudiante y todo aquello referente a la beca premio.

El personal del Goethe-Institut fue en todo momento muy amable y paciente, algo que me ayudó mucho a calmar los nervios de encontrarme sola en un lugar tan lejano y diferente a Santa Cruz. Al salir del Goethe entré a la estación de metro que se encontraba justo en frente y compré mi ticket mensual para el transporte público, luego de lo cual me sentí oficialmente en Berlín.

Con el pasar de los días me di cuenta de por qué su sistema de transporte es considerado uno de los mejores del mundo; y es que como toda gran capital Europea, Berlín es una ciudad muy grande y con mucho movimiento, sin embargo, las diferentes partes de ella se encuentran tan bien comunicadas que en ningún momento el tráfico llega a ser insoportable, ni las horas pico se convierten en algo para evitar terminantemente. Al contrario, Berlín enamora a cualquier visitante desde el primer momento con el constante y rápido ritmo de sus habitantes y la autenticidad de cada uno de ellos; con sus esquinas y edificios llenos de historia, sus incontables puentes e infraestructura vial tanto para automóviles, bicicletas, trenes y peatones; sus grandes parques y la naturaleza presente en todos los rincones, la riquísima y accesible cerveza que se puede disfrutar tanto dentro de los establecimientos como al aire libre, los miles de puestos de “dönner” y “currywurst” que la caracterizan; y la increíble forma en que en ella conviven día a día propios y extraños.

Las cuatro semanas del curso pasaron volando pues nuestro profesor, Rolf, hacía de las clases algo entretenido y lograba siempre que se sintiera que éstas duraban más de tres horas. Durante las pausas conocía mejor a mis compañeros en la cafetería del instituto. Las clases eran por las tardes y por las mañanas asistíamos al programa de tiempo libre que ofrece el Goethe-Institut como parte del curso de alemán. Comenzamos con tours guiados por el centro de Berlín, los días siguientes visitamos cada uno de los barrios y conocimos la historia de la capital a detalle. Personalmente mi favorito fue el de Kreuzberg, barrio donde vivía y donde se encuentran muchos de los bares y restaurantes más innovadores y modernos de la ciudad; allí se respira una atmósfera alegre y alternativa que para mí es la responsable de que Berlín sea una ciudad tan vibrante.

Los fines de semana estaban reservados para tours más largos, por ejemplo la visita a Postdam, ubicado a una hora de Berlín pero que cuyos edificios históricos y magnífico castillo hacen de la experiencia un verdadero viaje en el tiempo.

También es posible visitar los domingos la reconocida Ópera de Berlín; para cuando mis compañeros y yo pudimos hacerlo estaban presentando “El Cascanueces”, poder ver a bailarines profesionales interpretar una obra tan legendaria mientras la orquesta tocaba en vivo justo delante, realmente fue una de las mejores experiencias que pude disfrutar en Berlín, además de haber podido realizarla a un accesible precio reservado a los alumnos del Goethe- Institut.

Podría describir a fondo cada uno de los detalles que hicieron la experiencia de la Beca premio algo único e inolvidable, pero creo que basta decir que ésta fue suficiente para convencerme de estudiar mi Master en arquitectura en Alemania, donde la mayoría de las universidades son públicas y de alto nivel. He aplicado a tres universidades diferentes y actualmente me encuentro en Kassel, donde espero poder comenzar mis estudios universitarios en Marzo. También me mantengo en contacto con los amigos que hice en Berlín y volví allá para pasar año nuevo, sólo para encontrar la ciudad aún más hermosa que la última vez debido al invierno y a las decoraciones navideñas.

Pienso que pasar un tiempo en Alemania es una experiencia única no solo por la belleza y el valor histórico de arquitectura y de sus ciudades, sino también por la amabilidad de sus habitantes, y la experiencia que se puede aprovechar como estudiante, para luego poder volver a aplicarla en casa, luego de haber crecido como profesional y como persona.




 Yuki Matsumoto

 

Aprender idiomas abre puertas y proporciona nuevas oportunidades. Por este motivo, decidí aprender alemán, sabiendo que era un gran desafío porque no es uno de los idiomas más fáciles. Sin embargo, el proceso de aprendizaje en el Goethe-Zentrum fue muy enriquecedor y en las clases los profesores impartían clases muy motivadoras. Disfrutaba mucho aprender este idioma tan fascinante, y esto me llevó a ganar la beca premio del Goethe-Zentrum.

Un mes en Alemania fue realmente muy corto. En un ambiente nuevo, con personas desconocidas en un continente desconocido y en un país que tiene fama de ser muy regulado, organizado y controlado, existen muchas cosas que causan miedo y preocupación. Sintiéndome de este modo, partí a Alemania a fines de noviembre preparada para enfrentarme a todo incluso al frío.

La persona que me recibió en su casa resultó ser muy amable, tolerante, considerada y me hizo sentir en casa. Gracias a sus detalladas explicaciones no tuve ningún problema con el transporte para llegar al Goethe-Institut en Hamburg y pude adaptarme rápidamente a la ciudad.

Mi anfitriona que me hospedó en su casa durante un mes

El Goethe-Institut en Hamburg es encantador. Los profesores, los alumnos de todas partes del mundo, los programas de tours de la ciudad me parecieron muy agradables. Las clases muy entretenidas y activas.

Cena de bienvenida del Goethe Institut Hamburg

 

Un tour de la ciudad organizado por el instituto

En este viaje no sólo aprendí alemán, sino también llegué a conocer muchos aspectos importantes para el desarrollo de una persona. Interactuar con personas de diferentes orígenes, con diferentes historias para compartir, con diversas opiniones acerca del mundo en que vivimos, es muy enriquecedor. Si tuviera la oportunidad de volver a visitar este país, lo haría sin lugar a dudas.

Estoy muy agradecida al Goethe-Zentrum por haberme brindado la oportunidad de vivir una experiencia encantadora.

Yuki Matsumoto

 Kathia Salazar